Frans Masereel nació en 1889 en una pequeña ciudad marinera en la costa belga de Blankenberg. Fue miembro de una familia de ideas liberales y librepensadores. Se sabe que en casa del artista se hablaba francés. A los pocos años de edad, en 1894, él y su familia se trasladaron a la ciudad de Gante donde Frans descubrió su vocación de dibujante y pintor.
Al cumplir sus 18 años, el joven artista se matriculó en la Academia de Bellas Artes donde le tomaría bastante aprecio a dos de sus profesores, uno de ellos el director de la academia, Jean Delvin quien le enseñó el oficio de pintor, y el otro, Jules de Bruiker quien lo inició en el dibujo a tinta china; y le aconsejó marcharse cuanto antes a Paris. En 1910 se muda a Sena con Pauline, su prometida. Muy pronto consigue trabajo en periódicos y revistas gracias a su maestría con los lápices y la tinta.
Masereel mantiene un compromiso fuerte con su arte entregando disciplinadas horas a su oficio y, a pesar de que reniega de toda formación académica, el muchacho de una manera incansable estudia a los más grandes grabadores alemanes del siglo XV.
Dice la leyenda, que fue un tal Queatre Boeufs, representante comercial de materiales para artistas, quién enseñó a Masereel los rudimentos del viejo oficio del grabado sobre madera, la xilografía.
Según se dice, Masereel aprendió xilografía gracias un comerciante de materiales para artistas quien le enseñó los rudimentos del viejo oficio de grabar sobre madera.
Tras el inicio de la llamada Gran Guerra, en 1914, el joven grabador, fiel a sus convicciones morales se convierte en un prófugo del ejercito belga, quien lo reclama reiteradamente. Masereel abominaba la guerra; no había para él bandera, patria o causa alguna que justificase la matanza durante la guerra.
De ahí en adelante los dibujos de Masereel se llenan de miles de soldados rumbo a la muerte debido a la avaricia de sus Estados. Grabando los rostros de los culpables. Escarbando con sus gubias los vicios y costumbres de aquellos de la alta clase que se enriquecieron a costa de la guerra.
Responder a las preguntas de qué es lo que lleva al hombre a tales grados de maldad da como resultado su primera novela sin palabras, 25 images de la passion d´un Homme. Como sucederá en sus próximos trabajos el peso del relato se estructura ya a lo largo de varias secuencias mudas que se interrelacionan entre ellas y dan lugar a un discurso narrativo, a un argumento.
Maserrel podría definirse por su ironia, su desazón y su lirismo, haciéndose dueño de un estilo propio y original. su trabajo lleno de sobriedad formal lo delata como maestro excepcional en la distribución exacta de blancos y negros, conjugando de una manera muy particula el aliento expresionista de la xilografia de vanguardia de Kirchner, Heckel, Nolde, Felix Muller. Sin duda podría decirse que sus grabados despiertan la atención de quien los observa, sus convicciones plasmadas en blanco y negro lo llevan a uno a reflexionar, además de que producen un goce visual.